Más mujeres en ciencia, más datos para el cambio

El 11 de febrero se conmemora el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, una fecha establecida por la ONU para visibilizar la brecha de género en disciplinas STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, por sus siglas en inglés) y promover la participación equitativa en estos campos.
A pesar de la implementación de diversas políticas para alcanzar la igualdad sustantiva, los datos nos muestran que aún nos situamos frente a numerosos desafíos. La baja representación de mujeres en estas áreas, no solo limita sus oportunidades profesionales, sino que también afecta el desarrollo científico y tecnológico en general.
¿Qué implicaciones tiene esta desigualdad en la innovación, la inteligencia artificial y la toma de decisiones basada en datos? ¿Cómo se perpetúan los sesgos en modelos algorítmicos cuando la diversidad y la perspectiva de género se encuentran ausentes desde el diseño?
¿Dónde están las mujeres en la ciencia de datos?
Según datos de la UNESCO (2021), las mujeres representan aproximadamente el 33% de las personas investigadoras a nivel mundial, mientras que un 22% participa en disciplinas como la inteligencia artificial. En América Latina y el Caribe, la participación femenina en investigación es mayor (cerca del 45%), pero las mujeres siguen estando subrepresentadas en niveles superiores y en áreas de tecnología e ingeniería (National Geographic, 2024).
Entre las causas de estas brechas, se encuentran los estereotipos de género, los cuales son capaces de impedir el ejercicio de libertades desde las infancias, teniendo injerencia al orientar lo que nos debe gustar, las actividades que debemos realizar, solo por nuestro género y finalmente esa es la base para elegir a qué dedicarnos. Un estudio de Bian, Leslie y Cimpian (2017) revela que, a los seis años, muchas niñas ya asocian la brillantez intelectual con lo masculino, lo que influye en su interés por materias científicas.
Además, las investigadoras enfrentan barreras estructurales en el ámbito laboral. Solo el 12% de quienes son miembros de academias científicas nacionales son mujeres (UNESCO, 2021), y las oportunidades de financiamiento suelen ser menores en comparación con sus colegas hombres (UI1, 2024).
¿Por qué importa la diversidad y la perspectiva de género en la ciencia de datos e IA?
La falta de diversidad en la ciencia de datos y la inteligencia artificial tiene consecuencias directas en la calidad y el impacto de la tecnología que creamos. Cuando los equipos de desarrollo son homogéneos, es más probable que surjan sesgos en los modelos de IA y en el análisis de datos, afectando la toma de decisiones en sectores como salud, justicia, selección de perfiles y políticas públicas.
Un caso emblemático fue el estudio de Buolamwini y Gebru (2018), que demostró que algunos sistemas de reconocimiento facial tenían tasas de error mucho mayores al identificar mujeres negras en comparación con hombres blancos. Este tipo de sesgos no solo reflejan la desigualdad en la ciencia, sino que la refuerzan.
¿Cómo podemos cerrar la brecha?
Para lograr una mayor inclusión de mujeres en la ciencia y la tecnología de datos, es necesario actuar desde múltiples frentes:
1.Fomentar vocaciones científicas desde la infancia: Programas de mentoría y educación STEM dirigidos a niñas, pueden aumentar su interés y confianza en estas disciplinas.
2.Eliminar sesgos en los procesos de selección y financiamiento: Instituciones académicas y empresas deben implementar políticas que promuevan la igualdad sustantiva en oportunidades profesionalizantes.
3.Garantizar una perspectiva de género en la inteligencia artificial y la ciencia de datos: Evaluar los posibles sesgos en los conjuntos de datos y modelos de IA para asegurar que las soluciones tecnológicas sean inclusivas y no discriminatorias.
La ciencia de datos y la inteligencia artificial tienen el potencial de transformar el mundo, pero para que esta transformación sea realmente inclusiva y efectiva, es necesario eliminar las barreras estructurales que impiden la participación igualitaria y equitativa de mujeres y niñas en la ciencia. La diversidad no solo es una cuestión de justicia, sino un requisito fundamental para generar conocimiento y tecnología de calidad para todas las personas y no para un grupo específico.
El 11 de febrero es una fecha en la que conmemoramos que las sociedades sí pueden ser evolutivas, las niñas y las mujeres podemos estar en el centro de la ciencia, derribando barreras y construyendo un futuro donde la ciencia y la tecnología estén al servicio de todas las personas, sin prejuicios de género, sin condicionantes de ningún tipo, únicamente desde la libertad.